Si estuviéramos realmente despiertos, atentos, podríamos saborear en su plenitud cada segundo y apreciar la inmensa cantidad de matices y armónicos que puede contener una medida de tiempo tan .. ¿pequeña?. Sin embargo, desde que cambia la luz del semáforo y echamos a andar, transcurre alguna fracción de segundo, nunca ocurre a la vez salvo por casualidad al propiciar voluntariamente una anticipación premonitoria (la velocidad a la que viajan los impulsos nerviosos, es finita, por lo que también lo es la distancia que pueden recorrer estos impulsos en un tiempo determinado).
El cangrejo sabe que muchos segundos, aparentemente se repiten, que no son más que pequeñas ranuras de consciencia o inconsciencia concatenadas sin remedio y sin fisura aparente en nuestra percepción analógica del transcurrir del tiempo. Pero sabe también que cada momento es único, que ningún momento que recuerde o ningún momento que quiera imaginar, sencillamente es “este”. Nunca. Sólo un segundo, puede contener una salvación, un campo de flores, una melodía completa, un arco iris infinito. El sueño del cangrejo, es único, cabe también en un segundo, y muchos de esos segundos, deparan otro sueño. Distinto.
Sólo un segundo – el sueño del cangrejo
Entre o salga
no puedo dejar de respirar, de brillar,
evitar mi sueño y a la vez,
mientras siento el viento o las olas azotar mi rostro,
puedo sonreír, o llorar.
Me borrará la sonrisa o
me arrancará mis lágrimas y se secarán
antes de poder hablar, y pensar,
antes de que vuelva a mirar atrás.
Y después de oírlo cantar y silbar,
la luz que me da la vida se tornará más pálida,
hasta enfermar.
Intentaré entonces
recordar, imaginar,
hacer como que no queda nadie a mi lado,
saborear esta herida, soñar,
y cien mil estrellas se habrán apagado,
y aunque sólo pueda mirar, observar,
notaré que me han arrancado algo, lo creeré.
Contemplaré mi cuerpo vacío,
algo que no es posible tocar, ni rozar.
Y de nuevo,
mi pecho ahogado, abrasado,
ardiendo en su propio veneno, se abrirá,
sentiré mi corazón latir, palpitar,
sentiré que ha llovido en mi vida,
sentiré que ha pasado, tan sólo,
un segundo más
“Sólo un segundo” – el sueño del cangrejo
– Lucas JM
Medimos el paso del tiempo, no el tiempo ….
Nos falta siempre tiempo, pero,
¿Eres consciente de cuantas cosas se puedes hacer sumando todos esos segundos que tantas veces desperdiciamos?
¿Eres capaz de apreciar cambios internos o externos en un sólo segundo?
¿Te das cuenta de cuan relativa es la medida de un segundo?
ig: @saculbitacora
tw: @saculBitacora
lucasjimenez@youbeart.com
https://www.facebook.com/saculbitacora
https://www.facebook.com/SaculJM
Me encanta
Gracias, Alexandra, feliz finde, segundo a segundo .. 😉
Un abrazo grande (()). Siempre
Tiempo precioso, tiempo anhelado… Y a veces transcurre inversamente proporcional a cómo deseas que pase. Disfrutemos de cada segundo de vida. Gracias por tus letras.
Hola, Ruth. Ese es el núcleo de mi inquietud con respecto al tiempo … imagino, que el de muchos
Hay para mí, un tiempo como cantidad (medimos el paso del tiempo) y otro como cualidad (medimos el tiempo en sí mismo).
El primero concepto tiene que ver con lo objetivo, el cálculo físico y matemático.
El segundo, tiene que ver con lo que metemos dentro, independientemente de lo que nos dé la medida: un abrazo que dura un minuto y nos agrada puede parecer un segundo. Un segundo más sin un abrazo, nos puede parecer un siglo …
Gracias a tí, Ruth, por hacerte eco de estas palabras mías.
Un abrazo grande (). Siempre
El tiempo,y el ajedrez, clave importante la manera de jugar en nuestra vida,: ajedrez clásico? ajedrez rápido? ajedrez relámpago?
O partidas con control de tiempo: con límite de sesión o con finales a caída de bandera?
Sería bueno preguntarse qué ritmo de juego tenemos en nuestra partida .
Precioso texto .
Hola, Isabel …
Efectivamente, no solo cuenta el numerito, cuanto tiempo, sino la estrategia en como lo empleas, en qué, para qué, desde donde ….
Es una tarea hecha para la consciencia, no para la mente. Así que, ya tenemos trabajo para toda la vida … conectar con nostros mismos.
Un abrazo grande, gracias por seguir acompañándome!