Quédate, te invito a bailar conmigo desde ese sitio en donde estás ahora. No se toca sólo la materia, se tocan también las energías cuando vibran y resuenan en la distancia. La danza o el oleaje de los cuerpos, no deja sitio al miedo en el espacio que envuelve o que deja entre los cuerpos. No chocamos las caderas, no se posan mis manos en tus hombros, y aun así, bailamos.
Sin tocarnos bailamos
Bailamos – sin tocarnos bailamos
Lo confieso, tengo miedo.
Llevo tanto tiempo encerrado aquí en mi tabuco,
suspendido en la nadería de mi nada
huérfano de nubes o de sueños, de cuerpos,
propenso a atardeceres de carroña y recuerdo,
tanto tiempo, que tengo miedo.
En esta pacífica sala de espera
de paredes de un blanco inocencia
donde ya desaparecieron los cuadros
de todos mis atardeceres de viejos ancestros,
reina un silencio de cuarzo pedernal,
una oscuridad levemente craquelada
exenta de fuego y de tierra.
A través de ella, te percibo como un ensalmo
que me llega a veces como música de galerna,
Me aferro a la humedad remota del suelo,
es más que suficiente para mis pies
que tremolean y se agitan como peces
en el agua ansiosa y brava
que sube ya pira de llanto por mis piernas
Repaso las mismas fotos, rucio y bisoño a la vez,
con las taraceras regateadas de la edad,
y que me parecen ya muestras glaciares,
catástrofe geológica o mosaico de huesos –los míos
en las que casi no me reconozco,
aunque sé que soy también este descalabro,
razón desmantelada en múltiples trampas,
arcón de disfraces desgualdrajados
que yacen como momias pensantes
tiesas de sueño y abandonadas a su suerte
¿Cuándo tiempo durará esta guerra, este engaño?
Atenazado, como un tronco macizo y cranco,
acribillado de insectos y harto de memoria,
inmóvil de esperanza,
cocinado y curtido de recuerdos.
Se desata una música alcalina
que hace de nuevo crujir mis miembros
rebosantes de capilaridad y sangre,
y salgo lúbrico a la calle
aunque sé que aún no es el momento.
No lo puedo evitar, me desplomo en mí mismo,
mientras escucho ya el batir de alas
de las avecillas migratorias que regresan,
volverán a temblar como asombros en el aire,
terminarán por brotar
verdes y anónimas las hojas en mis ramas.
Te busco como si fueras un tesoro escondido,
y estabas, sin embargo, tan cerca …
No hizo falta ni siquiera, mirarnos a los ojos.
Tú ya sabes, a qué suena el rumor
de mis pasos infinitésimos tras de ti,
cuando me acerco a ciegas por tu espalda
y choco con tu cuerpo antes de tocarlo.
Parece que nadamos a la deriva
y estamos sin embargo todo el tiempo,
bailando …
“Bailamos”
– @saculbitacora – Lucas JM
La cosa es el alma – sin tocarnos bailamos
¿Qué me pasa?, dime.
¿Por qué sufro tanto de palabras? ¿Soy poeta?
Ni siquiera sé juntar estrofas o versos
si no es con un testigo que ande cerca.
Quiero seguir incombustible de sueños, fiero, despierto,
necesito para ello la réplica de mi herida
– muda en su protesta, siempre fresca, siempre abierta.
Ser tinta o lágrima negra que resbala en tu piel
y no quiero ni pido más,
solo déjame que arda en paz con ella
indistinguible como parte de mis libros.
Solo argumento y tripa,
Ni título, ni prólogo, ni excusas
ni lomo protector,
ni solapa, ni guardas,.
– No soy más, que cualquiera de sus páginas
Soy mi propio hueco del sueño donde habito.
Sin tocar, sin pronunciar, sin apenas rozarte
soy a la vez mi vacío y el espacio que no lleno.
Amo lo que tiene el silencio de poema desterrado
Y lo que me dice la hoja en su vuelo fungible
al desprenderse de su árbol sin dejar de mecerse
Me precede una sola expresión: trasto inútil u olvidado
– el ser más mío, su rumor, ese residuo al que llamo arte.
El propio cuerpo sin objeto y sin forma.
Mas su luz.
La música anónima que sigue su curso
aunque nadie la toca.
Siento el tajo fino de unas palabras
que abren en dos mi carne
la cuchilla que escribe en mi piel sin mango y sin hoja.
Mas el agua que se derrama y que corre caliente y loca
-Eso pienso, sin pensar, que es la cosa, que es mi alma.
“La cosa es el alma”
– @saculbitacora – Lucas JM
¿Cuando baialas sóla/o, bailas en realidad con alguien?
¿Conoces a alguien que baile y que viva infeliz o con miedo?
¿Qué relación hay, tan mágica y mística?
Blog Literario Lucas JM – diario consciente
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Isadora Duncan (1877-1927), grandísima bailarina estadounidense, considerada como la creadora de la danza moderna, dueña de un estilo de baile único que supuso una ruptura tradicional con la danza clasica, expresó: ” Había conocido en mi vida a los más grandes artistas y a la gente más culta y triunfadora, pero ninguno de ellos era feliz, aunque algunos lo simularan. Detrás de la máscara podía adivinar, sin mucha clarividencia, la misma angustia y el mismo padecimiento. Y es que en este mundo no existe quizá la dicha. No hay sino momentos felices.”
Cuando bailo me abstraigo del mundo terrenal, solo existen las notas musicales, mi corazón que late con una fuerza que me impulsa a saltar más alto, realizar un magnífico “Grand Écart”, al igual que el “silencio” concentrado y el calor de mis compañeros.
Me permite seguir mi fantasía con pasión, emoción, sentimiento, como si nadie me estuviera mirando, pero hay algo muy importante en todo ésto. Dentro de este pequeño pero mágico mundo, siempre me llevo conmigo “ese alguien” que protejo, cuido y amo.
Nuevamente “Usted ama, sufre y siente, usted baila” Isadora Duncan.
Muchas gracias por hacer que mis descansos, ahora con un té y bizcocho, sean un regalo para el corazón, el alma y la razón.
Siempre ??