Los hechos y las acciones pueden ser las mismas. Pero sólo al aire libre, bajo un cielo azul, claro y transparente, se puede llegar a conectar de forma natural y profunda con la esencia de la otra persona.  Aunque no hable el mismo idioma o aunque no se exprese en los mismos términos. Aunque no exista gramaticalmente hablando, un diálogo explícito con palabras.

Blog Literario - Lucas JM - Melodia en el estómago – el alma en la calle

El alma en la calle

Sólo quizás, en esos casos, uno es consciente de que en los humedales del alma, no existe en esencia diferencia alguna de edades, de raza, de fe, ni de sexo. Cae uno en la cuenta, con alborozo, de que, sencillamente, en todas partes tiene semejantes. Siente que el alma, está en la calle.

La infancia recuperada – el alma en la calle

-El encuentro

Tuve que pararme, retroceder sobre varios de mis pasos y adentrarme en una estrecha calle que conducía directamente a la plaza. El sonido provenía de allí. Cantaba o parecía que cantaba el mismo Sabina  –¿Como puede ser?. Me encuentro ya frente a él cuando alcanzo la esquina. Y acto seguido avanzo unos metros a la derecha, hacia el socavón acústico que se cierne delante de uno de los puestos cerrados. Es Xavi y su música.

Entre los sonidos de la carga y descarga de las furgonetas que provisionan al mercado, las voces de los repartidores, el ruido de la ronca serpiente que es el que emana del tímido tráfico en una línea que circunda la plaza, entre los solícitos intercambios de saludos entre tendero y cliente, la canción “Bruja” amortigua la disonancia del bullebulle cotidiano. No puedo evitar detenerme delante de él como quien contempla una puesta de Sol.

Xavi siempre sonríe, cuando está solo y cuando no, se ve desde lejos mientras te vas aproximando. Por eso sé que su honesta mueca proviene del hueco luminoso que dejan algunos árboles en el interior de algunos bosques.

Sí, lo sé porque no espera a que le descubras, él es así, un tipo agradecido que no necesita testigos para mostrarlo ni adornos para venderlo. Lo lleva en su ADN al igual que un ruiseñor o un toro bravo lleva lo suyo.

Xavi sabe cómo se toca y cómo se canta a la vez, no solo como una mera orquestación académica bien ejecutada y aprendida. Y no sólo con la rigurosidad profesional del que no quiere mancillar el arte de la interpretación con meros actos instintivos a la espera de una recompensa monetaria o no, sino que todo sale de su mano y de su voz con la textura de los sueños materializados y el aroma del pan bien horneado. Duende, “feeling”, arrebato, éxtasis, iluminación … es algo que se puede nombrar en todos los idiomas y en todas las disciplinas del arte para garantizar y dejar constancia escrita de esa noble y singular denominación de origen de nuestra persona anímica y espiritual que llamamos alma.

Sin dejar de hacer lo suyo, que en este momento es para mí como cumplir la responsabilidad y el mandato divino de los mismos dioses del amor de perpetuar la felicidad del que se entrega a tu atención, me mira directamente, a los ojos. Su sonrisa se agranda sin perder brillo y noto como irremediablemente hago de amplificador de ésta. Aunque me resista, las carnes se me abren. Y mientras va penetrando en mí de nuevo la alegría perdida de la infancia primera, se la devuelvo como a un espejo.

-la niña

Certifico este retorno a mi niñez cuando contemplo a la niña que se ha soltado de la mano de su madre y se escapa corriendo hacia el manantial de miel audible que emana de la madera que ese hombre saca como un prestidigitador, haciendo unos sutiles movimientos con sus dedos. Cinco mariposas hacen vibrar las seis cuerdas (sin conflicto alguno pese al desajuste matemático), y la niña curiosa se para en seco y queda embelesada.

Somos ya dos niños, uno reciente y actual y otro re-encarnado en sí mismo los que contemplan la escena. Nos hacemos indistinguibles pese a nuestra diferencia de tamaño (ya no de edad). Se amansa mi fiera mientras compongo un cuadro en tres dimensiones con la música, la infancia y la luz que se ha vuelto más clara. Se descifra y se aclara mi ser.

Como otros muchos que pulverizan el aire de la calle con golosinas de arpegios hechizantes y armónicos, Xavi y esta pequeña, dan con la tuerca floja de mi alma. Alma sobre la que ya comenzaba a acumularse y a sentirse el pesar de los estragos del tiempo acumulado sin consciencia de mí: recuerdo vívidamente cuando no medía más de cuarenta centímetros y mis ilusiones, tenían el poder premonitorio y la magia incombustible de los sueños que siempre se cumplen.

“La infancia recuperada”
– Lucas J M

La cocina de Dyamba – el alma en la calle

He visto a tantos chefs constreñidos por las cuatro paredes, por la compleja orquestación de fogones, las modas y la exigencia de la administración. Acuciados por la selección de productos de súper buena o dudosa calidad. Preocupados por la amplia gama de estados en el punto final del cocinado según el ánimo del comensal, cegados por la posibilidad de un premio, recompensa, reconocimiento, etc.

Y me encuentro aquí cada tarde en la calle, en Tudor, justo cuando cae la tarde, con Dyamba. Y con su portentoso vigor culinario tras años de experiencia a la intemperie en la esquina donde ella es toda autoridad alimentaria y catedrática en la alquimia de los placeres estomacales. Ejerciendo con maestría natural y amorosa sus recetas heredadas y a las que ella se encarga de darle su toque personal y único, sus maneras, su alma.

Sus manos de amapola negra giran, rotan, amasan y manipulan con la seguridad científica y la aerodinámica angelical de la que gozan los que saben que sus planetas, describirán sí o sí, su maravillosa y mágica órbita elíptica en el cielo. En el cielo expectante de nuestros agradecidos e impacientes estómagos en este caso.

– “Dyamba, ponme lo que tengas. De todo un poco,

quiero probarlo todo, que mañana, Dios dirá ….”

Dyamba sonríe , me mira, y ya sé que está todo en su punto: la temperatura, la sal, las especias, la textura, la cantidad, etc

En realidad, todavía no hablamos la misma lengua. Yo, con mi aun precario swahili que saca espumarajos sintáxticos de mi boca a trompicones, como el agua que se extrae a través del rudimentario cubo por el brocal de un pozo . Y ella poniendo grafitis a sus palabras con gestos y la mímica desatada sin más aspavientos académicos o gramaticales. Nos entendemos. No cabe duda, de que aun con lenguas distintas, hablamos el mismo idioma que conocen bien sin haberlo estudiado los que gozan compartiendo y disfrutan sin más aspavientos del momento presente.

No obstante, le preguntes o no, te pondrá lo que hay, que es lo que trae. La carta la lleva desplegada en su sonrisa, y le da credibilidad y luz, su mirada, su disposición, su amabilidad y su gesto de conformidad con la complicidad del momento presente. Y sus manos trabajadas y curtidas que alargan el cartucho con sus ágiles brazos y sus tiernas manos hasta encontrarse firmes con las mías.

Y los dos obtenemos, a la vez, el mismo premio, el reconocimiento mutuo que solo entienden los que saben que tienen delante a un semejante, aunque venga de cualquier otro lugar delmundo.

¿Dualidad? ¿qué es eso?

“La cocina de Djamba”
– Lucas J M

¿Donde escuchaste la canción más hermosa y donde comiste la comida más deliciosa?
¿Qué fué lo más importante para calificarlas así? ¿el lugar, la compañía, la propia comida, la exclusividad del establecimiento?
¿Tenía quien te sirvió o te cantó, una sonrisa o una mirada especial para ti?
¿Cual es el valor de disfrutar de ciertos placeres al aire libre, como compensa todo lo demás?

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Foto Portada de Roy Reyna en Pexels

Fotos de Xavi Alba y de Dyamba: Lucas J M, @sacul.jm

 
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