Unos lo llaman Karma, otros supersticiosos, sencillamente efecto boormerang, en física es el principio de acción y reacción –como la fuerza de rozamiento, etc. Son todas expresiones de un mismo fenómeno que intentan establecer una relación de causalidad entre los sucesos que acontecen en nuestra vida y lo que hacemos, para extraer lecciones de lo que que acontece tanto alrededor como dentro de nosotros mismos- Porque en nuestro interior, también hay otro mundo particular, personal e intransferible donde todo lo que alimentamos, nos regresa su cosecha. En forma de sensaciones y emociones por las cuales nuestro cuerpo se comunica con nuestra esencia para darnos cuenta de lo que realmente necesitamos para ser feliz. Ocurre, lírica y míticamente hablando, en ese lugar donde el viento da la vuelta y sopla que llamamos corazón.
Donde el viento da la vuelta
Justo en ese lugar, donde más lejos has llegado
y no te has atrevido nunca a continuar,
por pereza, por tristeza, por cansancio,
por miedo, por esa ausencia de ilusión, por azar . . .
Justo detrás de esa puerta blindada
que tantas veces has cerrado sin motivo
y que en realidad, pese a tus recuerdos
y a tu imaginación de payaso aficionado, no está . . .
Justo por encima de esa valla,
que no es más que una raya dibujada en el suelo,
del cual no me despego aunque creo que vuelo
y al que sin embargo, me da vértigo mirar . . .
Justo delante de esa montaña descolorida y mansa,
saltando esa pesada tristeza, delante de esa aburrida calma
que se declara cada día incapaz de mudar.
Justo fuera de esa casa fría y sin ventanas
que no deja pasar un solo rayo de Sol,
ni el susurro de la brisa, el almíbar, el caramelo,
ni esos sueños de amapolas
y esas nubes tan traviesas que alborotan el cielo.
Justo bajo un arco iris infinito que viaja ebrio y ligero
como una sonrisa y un grito de luz surcando el cielo,
bajo el cual siempre acabo de nacer y nunca muero.
Justo dentro de ese frenético tren que nunca está parado,
que como una flecha, atraviesa imperturbable las cortinas
de las eternas fantasías aplazadas y no vividas
en las oscuras tardes que transcurren silenciosas a la sombra de un manzano.
Justo al lado de un tronco despistado que se paró a descansar,
con tantas hojas en su copa, como los pelos de una loca,
como interrogaciones y dudas que ocupan ahora tu lugar…
Justo allí, donde sin saberlo,
o ignorando lo que en verdad conocen mejor tus pies
que tu corazón y tu cabeza, esa estúpida máquina de pensar,
se esconden las eternas canciones aun no cantadas
de tantas historias de amor aun no formuladas,
y que sin hacer el menor ruido, mueren marchitadas bajo el Sol,
las sonrisas que hacen retoñar las mañanas de canela,
llenando los rincones de esos besos de colores aun sin confirmar,
que se encienden luego en el cielo como velas,
congeladas más tarde, por los suspiros de una Luna que
a pesar de su paciencia y su renuncia, cansada de esperarte,
se curva buscando tus ojos y se marea con el mar.
Las máquinas de soñar,
los caramelos de azúcar y sal,
las nubes de algodón, los relojes sin agujas y sin números que contar,
los ríos llenos de conchas milenarias que solo cuentan la verdad,
las noches transparentes y completas, resueltas de amor,
los magníficos colores de las flores que se asoman a jugar,
las cajas de sorpresa que revientan por su propia curiosidad . . .
el deseo, el espejo donde ensayo mi destino, ese temblor.
Y el canto del ruiseñor,
el cual se une a mi delirio
haciendo que por un momento, se diluya esta aflicción,
que se instala sin permiso en los balcones de mi alma
impregnando de finas hierbas la respiración,
de esta caverna de dulce fragancia
donde el viento sopla y da la vuelta,
que llamamos corazón.
“Donde el viento da la vuelta“
– Lucas JM
¿Te fías de lo que te dice tu cuerpo? ¿Qué sabe más el corazón que tu cabeza?
¿Te cuesta averiguar en qué lugar de tu vida estás? ¿como influye el lugar físico sobre el lugar emocional y viceversa?
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El cuerpo habla, sí, por dentro y por fuera. Y no solo podemos escucharlo nosotros mismos, sino también el buen observador.
Los pensamientos generan emociones (o es al revés?) que pueden incluso posarse en el cuerpo. Energías que se transforman pudiendo incluso curar… o enfermar nuestras células.
Todo está conectado, aunque el pensamiento occidental lo parcelice, como hacemos con la naturaleza, liándola, al fin y al cabo, impidiendo la cooperación mutua entre las especies en un ecosistema equilibrado.
Una visión global siempre es más saludable, nos necesitamos unos a otros para lograr ese equilibrio tan deseado.
Pero estamos vivos. Todo evoluciona, por acción o por inacción, como mencionabas en otro post. Y el sistema requiere reestructurarse una y otra vez.
Las corrientes electromagnéticas de nuestras emociones pululan sin parar atravesando inevitablemente la frontera de nuestros órganos, sin permiso, y dejando su huella. A veces luz, a veces sombra.
El cuerpo es nuestra casa y las casas hablan de nosotros. Una gotera, por ejemplo, tiene un origen, y nos genera una emoción. Y sólo con el pensamiento podemos entender de dónde proviene e incluso hacer algo para que desaparezca… o no.
Las emociones son la gran asignatura pendiente de nuestra sociedad. También las heredamos de forma inconsciente y podemos incluso ser víctimas de ellas. Por ello conviene entenderlas, reconocerlas y, si fuera necesario, trascenderlas. Porque igual que se posó en el cuerpo de mi madre generando una enfermedad, se posará en mí si no la modifico con consciencia.
Me encanta este tema. La primera vez que leí sobre ello me cambió la forma de entender la vida. Todo está conectado y somos intercambios energéticos inevitables.
El color de una pared, la fruta que comemos, el libro, la película o la música que escuchamos, las personas con las que nos relacionamos… incluso los blogs que leemos… jeje … todo, todo es energía que va y que viene, transformándonos.
Personalmente reconozco una cabeza tirana que en ocasiones solo al cerrar los ojos permite escuchar a mi corazón. Un camino del que siento que aún tengo mucho por aprender. Gracias por recordármelo!! ?❤️
ahí quiero ir yo, ahí quiero asomarme, quiero subir más alto que mis pensamientos que fabrican un techo nublado, que me impide ver ese arcoíris, esa montaña, ese troco… ahí quieroir yo, y tú poesía me ayuda. Gracias Lucas
Gracias a tí Raquel, porque todos formarmos parte de manera consciente o no de ese lugar común que es “donde el viento da la vuelta”
Un abrazo grande (). Siermpre
Hola, Jalen … solo te faltó una cosita … las emociones, hay que saber acunarlas y darles cabida sin juicios: todas han de ser igualmente sentidas sin necesidad de etiquetarlas, sin tener que pasarlas por el filtro de la duidalid.
Ciertamente, nos han educado para que huyamos de unas y nos aferremos a otras, pero es eso, una cuestión de aprender, de enseñarnos desde muy pequeños a dejarnos sentir para poder entender de adultos cual es el lenguaje del cuerpo, de nuestro propio cuerpo
Un abrazo grande, grancias por tu aportación y tu presencia (()). Siempre
Bueno, “Donde el viento da la vuelta” me apasiona empezando por el título y acabando por estas tres frases:
de esta caverna de dulce fragancia
donde el viento sopla y da la vuelta,
que llamamos corazón.
Ya lo había leído antes, pero hoy la he leído tres veces, con calma, pensando en cada verso. Creo que es maravilloso. Ojalá alguien le pusiera música 😉 Gracias por tu arte.
Hola, Mamen,
Gracias a tí por tu presencia en esta caverna literaria, donde también el viento sopla gracias a tí y a todos los que me acompañan en este apasionante recorrido literario
Un abrazo grande (()). Siempre
Gracias por regalarme esta visita a mi interior profundo❤️