La pandemia nos ha hecho maleantes.

A la usanza de los mejores filmes de la época de oro, con el rostro cubierto y caminar astuto deambulamos por el cobit en búsqueda de un pellizco de libertad, de un trozo de aire casto o de un afectuoso saludo.

(Sin más por el momento quedo de Ud. …)

Bandidos

El hogar se ha vuelto prisión y la calle indeseable; sólo la nariz olfatea el horizonte y la mirada tantea la salud, pero el vecino nos saca la vuelta.

Estamos solos.
El tapabocas se agita con el resuello enviciado del nuevo comercio que impulsa la novedad impuesta.
Se sabe de moda y se yergue como el salvador de la riqueza extraviada.

Por el megáfono se escucha el rumor: ¡lo exigen en todo el mundo! El niño, la niña, los jóvenes, los adultos, los ancianos, los temerosos, los oligarcas, las lesbianas, los gays, los bisexuales, los transgénero, los intersexuales, los benditos, los paranormales, los ociosos, los hambrientos, los idiotas, los sabios, los creadores: los locos con otro cosmos. (Gracias, Oscar de la Borbolla).

Y se vende como pan caliente en la gasolinería, en el andador, en el tianguis, en el metro, en el camión, en el alto, en el semáforo, en el súper y en la tiendita de la esquina, tan desaparecida como el estanquillo que estaba allí.

Y se anuncia en el aire y en el riel:

“En el metro nos ponemos la máscara.
“No te pases de rudo
“Usa Cubrebocas

Y por la salud de todos, no te lo quites”.

-“Mira, aquel no tapa los hoyitos de los cachetes, cómpramelo”
-Éste tiene la imagen de Frida. (Ella tan bonita y colorida y Diego tan feo, tan enblancoynegro).
-Aquel, quiero aquel, el del Comandante Marcos: (“Hermano, hermana indígena: un espejo somos…”)

– ¡O el de Batman, ejemplo de Estoicos!

-El que tiene el rostro de Obama.
-El de Trump.
-El de Ghandi.
-El de Osama.
-El de Brad Pitt.
-El de Thalía.
-El de la madre Teresa.
-El de la sonrisa con frenillo.
-El del Guasón.
-El de gato con bigotes…
-El que hace juego con mi bolsa y mis aretes.
-con mi blusa transparente.
– con mi suéter buena onda.
-Con mis zapatitos Prada.

-Con mis pantaletas rosa dejo que salga el resorte de la cintura por encima del pantalón, la mirada sube por el bra…
y ¡zaz, el tapabocas del mismo color! ¡La metáfora es de primera
-Yo ya me hice uno con los calzones de mi marido.
-yo con la copa de un sostén.
-Yo con mi pañuelo.

-¡Parezco bandido de los cincuenta!

La pandemia nos ha hecho maleantes…

Adalberto Martínez Arias Relatos

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